PODLASIE, la frontera entre la civilización y la naturaleza
„Hay a quien le gusta el ruido de las grandes ciudades, yo prefiero una naturaleza tranquila y majestuosa. Puede que no siempre esté tan tranquilo – cuando voy a ver a los pájaros, hacen bastante ruido. En Polonia, encontré las mejores condiciones para mi afición. El bosque más antiguo conservado en Europa está catalogado como patrimonio natural de la UNESCO. Con los polacos siempre tengo un buen contacto, su hospitalidad es igual que la nuestra, y su comida local siempre resulta saludable y deliciosa. ¡No conozco mejor lugar para unas vacaciones tan activas!„
En polaco el nombre de la región significa literalmente „al pie del bosque”. La civilización termina en los límites de la capital de la región, Bialystok, que conserva la residencia palaciega de los propietarios de esas tierras, la familia de los Branicki. A partir de allí, los bosques, las zonas pantanosas y los ríos son dominantes en el paisaje. Si uno quiere descansar rodeado de la naturaleza, sin privarse de comodidades, éste es el lugar idóneo para pasar las vacaciones.
Hay elección para gustos y colores, pues existen cuatro parques nacionales diferentes:
El más famoso es el Parque Nacional de Bialowieza, último reducto donde habita en libertad el bisonte europeo. Esta reserva estricta del parque, junto con el más que recomendable Museo, nos dará una idea de cómo fue Europa hace siglos.
El Parque Nacional del Narew toma su nombre del río, uno de los dos (únicos) ríos en el mundo con forma de trenza, y que da vida a la fauna y flora de la zona.
El Parque Nacional del Biebrza, donde encuentran cobijo y protección más de 270 especies de aves acuáticas, en las zonas de turberas a lo largo del río Biebrza.
El Parque Nacional de Wigry, con terrenos lacustres de la última glaciación.
Por si fuera poco, hay varios parques paisajísticos y en el norte de la región se ubica la zona de lagos, que cuenta con el lago más profundo de Polonia: el Hancza. Pueden ser inolvidables las excursiones en kayak atravesando otro bosque, la Selva Augustowska, por el canal que se construyó en 1839.
Para sentir las diferentes influencias culturales basta con fijarse en el paisaje: entre las torres de las iglesias católicas se ven las iglesias ortodoxas. La gastronomía regional también es una muestra de las influencias lituanas y bielorrusas. Por último, para finalizar el día no hay nada mejor que tomarse un baño caliente en una sauna en forma de barril, llamada banya.