Cracovia
Wilhelm Feldman, autor y crítico, escribió al principio de este siglo; „Para encontrar el alma de Polonia, debes buscar en Cracovia”. Y aunque pasados cien años, la esencia polaca – su historia y su patrimonio – se encuentran también en otras ciudades, durante la visita a Polonia Cracovia debe estar en la lista.
Cracovia es un coloso de arte y arquitectura, y su Casco Antiguo ha sido declarado por la UNESCO, como Lugar protegido de la Historia Universal. Pero Cracovia es también una ciudad moderna, la segunda más grande en Polonia.
Situada en un lugar rocoso desde el que se puede ver el río Vístula, Cracovia atrae cada vez a un mayor número de turistas, seducidos por su pasado colorista, asociado a los héroes nacionales de Polonia. El santo patrón del país, Estanislao, atacado a traición y asesinado por el rey Boleslav el Calvo (siglo XI), descansa en una tumba de plata en el centro de la Catedral de Wawel.
La legendaria Cracovia está llena de recuerdos de tiempos en que los reyes polacos eran coronados y enterrados en la catedral de Wawel, construída en el siglo XI. Una fabulosa colección de tapices de Arras, retratos y otros objetos preciosos, esperan a los visitantes.
El corazón de la ciudad es Rynek Glowny, una gran plaza que recuerda a la Gran Plaza de Bruselas o la Piazza San Marco en Venecia. En un día cualquiera, el turista podrá encontrar por las calles de Cracovia, a músicos ambulantes, estudiantes universitarios y pequeños grupos de turistas del interior.
El Sukiennice, o La Lonja de las Pañerías, domina la plaza. Aquí era donde los mercaderes vendían sus mercancías. Hoy, los visitantes pueden adquirir aquí arte local y souvenirs o simplemente, saborear una taza de café o un expresso.
Igual de interesantes son las calles adyacentes y edificios próximos, por ejemplo el Collegium Maius de la Universidad Jaguelónica o el restaurante Wierzynek, de los más antiguos de Europa que funciona desde 1364.
Otras atracciones en esta zona incluyen las originales murallas de la ciudad, la fortaleza barbicana y la Puerta Florian. Lo que alguna vez fue la principal entrada de la ciudad, ahora es la sede de un floreciente espectáculo de arte al aire libre. Además, el distrito Kazimierz, uno de los principales centros de religión, cultura y aprendizaje judíos desde el siglo XV, se vanagloria ahora de poseer un gran complejo de arquitectura histórica restaurada.
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¡Imprescindible en Cracovia!
Cada hora, se escucha el sonido de trompeta desde la torre de la iglesia de Santa María, que se encunetra en la Plaza del Mercado, un rito medieval que se transmite cada mediodía por radio a todo el país.
La Lonja de Paños, un edificio emblemático en el centro de la Plaza. Dentro podemos encontrar un animado mercadillo de artesanías.
Las casas que bordean la Plaza, construidas entre los siglos XIV y XV, y reconstruidas durante el XVIII y XIX. El Castillo de Wawel y la Catedral. La Torre del Ayuntamiento y la Iglesia de San Adalberto del siglo XI. Las calles: Florianska y Grodzka. El Camino Real que parte desde la Barbacana. Comer en el restaurante Wierzynek, el más antiguo de Polonia. Una cita imprescindible: los clubes de jazz. Recomendamos el Pod Jaszczurami (en la Plaza del Mercado). Tomar un café en la Jama Michalika (calle Florianska,45).
Cracovia es un buen punto de salida para realizar las excursiones de un día a las Minas de sal de Wieliczka o el Campo de Concetración nazi Auschwitz-Birkenau.