El oro de Polonia

Un poco de historia nunca viene mal: el ámbar es una resina fosilizada, principalmente de coníferas, que se formó hace millones de años en las deltas de los ríos o en el mar. El Báltico es el depósito más grande del ámbar, piedra semipreciosa  conocida por el ser humano desde el neolítico. No es de extrañar por lo tanto, que los puertos bálticos fueron los lugares donde se desarrolló el arte de pulir el ámbar y donde hubo (y sigue habiendo) más tradición de utilizarlo. En caso de Polonia, la capital del ámbar es la milenaria ciudad de Gdańsk que hace mucho tiempo empezó a marcar tendencias en el diseño de joyas y objetos decorativos. Gdańsk sigue siendo uno los mejores lugares en Europa para adquirir una original pieza de calidad garantizada.  No obstante, al ser una piedra muy popular en Polonia, prácticamente se puede encontrar por todo el país y no hay que descartar comprar la pieza que nos guste de verdad, sin esperar a encontrar otra: cada diseñador desarrolla su línea, son trabajos de artesanos, y cada pieza del ámbar es diferente.

Los precios de un anillo, colgante o una cucharita de azúcar suben bastante si la resina contiene los restos de algún insecto o si el color del ámbar es poco común: la paleta de colores va desde el blanco marfil a marrón oscuro e incluso se pueden encontrar diferentes matices del verde.

No olvidemos tampoco las propiedades curativas: llevar encima algún detalle con el ámbar es beneficioso en caso de problemas de tiroides y el vodka con pequeños trocitos del ámbar ayuda en caso de catarros, reumas, úlceras del estómago o hipertensión.

Buscar el ámbar en la arena es también una actividad bastante popular en la costa báltica: para tener más probabilidades de encontrarlo, mejor pasear por las playas el día después de una tormenta.

CUESTIONARIO